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ADAPTACIÓN CUENTO TODACLASEDEPIELES: ``GRANPLUMA´´

Había una vez, hace muchos años, una pequeña tribu india que se encontraba al otro lado del gran mar. Muchos la conocían porque se decía, que en ese lugar se encontraban las plumas más bonitas de águila que pudieran existir.
En esta tribu se les quería muchísimo a los grandes jefes indios, pero sobre todo a su hija, la más guapa y lista de toda la tribu. Cuando ya se hizo lo suficientemente mayor, sus padres decidieron casarla, pero no con un indio de cualquier otra tribu, sino con el que más poder tuviera.
Cuando la joven se enteró, se pasó días y días llorando, porque lo último que quería era casarse con un indio al que no amaba.
Sus padres se preocuparon muchísimo al verla en esta situación, pero la propusieron que le pidieran la cosa que más deseaba en el mundo, a cambio de casarse con el joven indio poderoso. Ella aceptó, y tras varios días pensando qué era lo que más le gustaría tener, se reunió con sus padres y les pidió que la consiguieran la gran pluma dorada, la pluma más bonita  y que mejor olía de todo el bosque.
Los grandes jefes indios  mandaron a los mejores guerreros indios en busca de esta pluma, aunque les parecía casi imposible poder encontrarla, porque se decía que el águila que las poseía, vivía en las zonas más peligrosas del bosque.
Al cabo de unas cuantas semanas, incluso meses, los guerreros regresaron, ¡habían conseguido la gran pluma dorada! y se la entregaron a la joven india. Ella se olvidó que se tenía que casar desde hace semanas porque pensaba que nunca la conseguirían, así que viéndose en esa situación, decidió huir de la tribu, ¡jamás se casaría con un indio al que ni si quiera conocía!
Para marcharse lo más lejos posible, tuvo que comprar una pequeña barca para y cruzar el gran mar. Para que nadie la reconociera, se recogió la gran melena de pelo que tenía y metió su gran pluma dorada en barro para transformarla en color marrón, así parecía una pluma normal y corriente.  Los días en barca se le hicieron interminables, llevaba días sin comer y el agua se le estaba agotando, pero lo peor era que nunca veía tierra a su alrededor.
Un día cuando estaba durmiendo, la despertó un hombre bastante preocupado, no sabía si la joven india estaba viva. Cuando la escuchó respirar, la preguntó:
-           ¿Te encuentras bien? ¿Cómo te llamas joven?
Ella sin querer decir su nombre real, respondió:
-           Me llamo Granpluma.
El hombre le preguntó muchas cosas a Granpluma, pero ella siempre contestaba lo mismo, no se acordaba de nada de lo que le había pasado. Así que el hombre la metió en su barco y la llevó al castillo de su príncipe.
Cuando gran pluma llegó al castillo, enseguida le dieron un trabajo, debía hacer todas las camas de los dormitorios del castillo cada mañana. Además, le dieron un uniforme para que no pareciera una india.
En ese mismo instante, le extrañó bastante ver pasar a un joven que parecía tener mucha prisa por lo rápido que andaba. En seguida, su jefa le dijo que ni se le ocurriera mirar de esa forma al príncipe del reino, ya que debe saber que el príncipe siempre se queda dormido y nunca se levanta a la hora prevista.  Granpluma pensó que era el hombre más guapo que había visto en su vida, así que sin darse cuenta, se enamoró de él.
Al cabo de unas semanas, el príncipe organizó una fiesta por la noche para encontrar a una mujer con la que casarse, ya que empezó a correr el rumor que el príncipe ya tenía la edad adecuada para ello.
A esa fiesta acudieron las princesas más bellas e inteligente de los reinos de los alrededores. Cada vez que Granpluma veía a todas esas princesas, le entraban más ganas de ir a la fiesta, así que como en esa última semana hizo las camas como nadie las había hecho de bien antes, su jefa la dejó irse a descansar antes de lo habitual.
Granpluma salió corriendo hacia su habitación, se lavó la cara, se soltó la melena, lavó la gran pluma dorada y se la puso en la cabeza. Cuando llegó a la fiesta pensó, ¡Oh no, si no me he cambiado de ropa!, pero en ese momento la miró todo el mundo con cara de asombro, su pluma dorada brillaba tanto que su ropa se transformó en un precioso vestido dorado, Granpluma no sabía que su pluma era mágica.
El príncipe, sin pensarlo, se acercó y comenzó a bailar con ella. Además de por lo guapa que estaba, al príncipe le encantaba cómo olía GranPluma y lo inteligente que era. Después de varias horas bailando, Granpluma vio que se la hizo demasiado tarde y salió corriendo hacia su habitación. Allí se quitó la pluma, se volvió a recoger el pelo y fue a ver a su jefa, quien estaba enfadadísima por lo tarde que había llegado.
Como castigo, la dijo que al día siguiente tenía que hacer la cama del príncipe, la cama más grande y difícil de hacer.
A la mañana siguiente, GranPluma fue muy nerviosa a la habitación del príncipe a hacer su trabajo, llamó a la puerta y el joven le dejó pasar. Nada más entrar, el príncipe volvió a oler aquello que tanto le gustó la noche pasada. Sin pensárselo fue directo hacia Granpluma y la preguntó si sabía a qué olía. GranPluma se dio cuenta, ¡se le había olvidado lavar la gran pluma dorada!, así que dijo que no.
El príncipe vio algo extraño en su bolsillo y sin dudarlo lo sacó, ¡era la pluma dorada! Así que se dio cuenta de que la joven que tenía en frente era con la que bailó la noche pasada. Entonces se acercó más a ella, cogió su mano y la dijo:
-    Tú eres la que bailó conmigo ayer por la noche, no me importa quién eres, lo único que sé es que me quiero casar contigo, porque eres la mujer más bella y más inteligente que he visto en mi vida.
Así que al día siguiente Granpluma y el príncipe se casaron y vivieron felices el resto de sus vidas.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.



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1 comentarios:

Irune Labajo dijo...

Perfecto.

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